Rubén
De Leo Martínez.
1.PRESENTACION
A
cada uno de nosotros llega el recuento de la vida. Al poeta filósofo Samuel
Pérez García fue tempranísimo en La Sal
de la Vida, poemario de reminiscencias amorosas, del enfrentamiento a la
muerte, pero de enorme revelación de vuelo.
Editado
bajo el sello Temoayán, en recuerdo de nuestro mítico lugar llamado Temoyo,
aquí en Acayucan, La Sal de la Vida
viene a darle sabor a la poesía de la región del sur veracruzano, sotaveño e
istmeño también.
2.CORAZONADA
En
este libro de poemas seleccionados –escritos en distintos momentos- el vértigo tempo no da cabida a la vaciedad; por el
contrario, hay una especie de saciedad temática que el propio autor descubre a
lo largo de su trayectoria poética. En ese devenir degusta el sabor marino como
condimento a su existencia humana, pero también a su condición bárdica.
“¿Qué
querrá decir?”, me fustigará en este momento con su mirada. Quiero expresarle a
Samuel que ha dado el paso que todo poeta maduro da en un momento de redescubrimiento: abandona su vieja
vestidura para revestirse de la verdadera esencia poética: el vuelo. Lo
terrenal por tiempo es su impulso, no
mero pretexto, si no que, en su intuición poética –avasallada por el
razonamiento filosófico y su desbocamiento por la vida- transciende a lo
etéreo no como mística ni metafísica, sino como poeta de altos vuelos. El
inicio del poemario es contundente esta tesis: una luna
sombría en otras bocas, es el viaje confrontado, al que
todos emprenderemos un día.
De no tener vuelo el
poeta, no habría palabra, señala María Zambrano en su famoso
ensayo Filosofía y Poesía.
3.LA VIDA ES ASÍ
De
este modo, es la enunciación y anunciación de la palabra la que marca su andar poético en ese devenir
muchas veces errante y otras, en la zozobra del naufragio, como pasar estrechos
con los riesgos del encalle. La imagen de la sal no es gratuita, su evocación marina
la enuncia, muchas veces implícitas en versos de contundencia órfica, presente
también en el apartado La sal de la Vida y
propiamente en Mal de amor.
En Carta para Liyena,
es contundente: oteo el mundo antes de levantar el vuelo.
Sabedor
de su oficio campea en las batallas que
pierde la filosofía con la poesía, viejas discordias en la que la segunda es
confinada a ser errante, y es ahí, en esa condenación platónica, en la que se
sitia el poeta, muchas veces para padecer el síndrome de Sísifo, y otras, la enfermedad de Ícar Para todo vuelo es
preciso reptar, como las aves que evolucionaron del reptil. Es en la tierra
donde el poeta se prepara para el aire y es ahí el escenario de sus
padecimientos. Como ser terrenal goza de ese espacio porque fue dado a su andar
diario para su propia humanidad que deberá trascender en cierta momento de
lucidez, de, iluminación, como lo hicieron
Petrarca, Milton, Rimbaud, Alghiere o el propio Huidobro. Poetas que
antes del vuelo condescendieron.
En
esa esfera trascendida es donde el poeta
trastoca su propia esencia humana para emprender vuelos altísimos en la que
poesía se manifiesta en estados lumínicos revelados por cierta gracia de
divinidad, no olvidemos a Vicente Huidobro en sus planteamientos del
creacionismo literario. O Goethe,en Poesía y Verdad.
Si
en La República Platón condena a la poesía, la también filósofa
Zambrano la contempla infierno. Para un cierto estado de gracia, de salvación
en el desdoblamiento, en la recreación del yo interior poético, el poeta debe
descender antes del vuelo y después de él. Artaud Rimbaud es un vivo ejemplo,
vasta leer Iluminaciones.
En la poesía de Samuel Pérez García, aquí
brevemente reunida, hay esa acción poética acicalada por la experiencia vital,
recreada en la escritura y re inventada en el goce lector, como ustedes mismos
descubrirán en cada una de estas páginas.
CONCLUSIONES
Emprender
el vuelo es también irse en la búsqueda de la armonía, a través de la palabra
cantada. No es gratuito pues esa intuición poética la del vate acompañarse por
cuerdas, aquí tañidas por el músico
El
poema Deamar es un claro ejemplo. Pero esperemos el turno del poeta para su
lectura.
Para
levantar vuelos, el poetas sabe tanto de alas como primero de piso, terreno,
pues el impulso, de ahí sus antiquísimos poemas telúricos y muchos de agua en
su doble significación poética por no sugerir el encarne para un ser terrenal.
¿Pero
es el cuerpo femenino una plataforma para alzar el vuelo, en cierta forma
amorosa, aunque después desamada? En esos viajes del cuerpo está la búsqueda
poética de Samuel, tacita en estos versos:
Altísimo como soy
He bajado a mirar las
estrellas,
Con las manos
abiertas
A mirar las señales
Que en mi rostro
Los años dejaron,
A contarme las penas
como un rosario.
Es
la nostalgia del amor ido, del río de la vida que fluye y va a la mar a espesar
la sal. Es el descender como la propia lluvia en su ciclo, muy propio también
de la naturaleza humana, padecida múltiplemente por la condición poética.
Levísimo cuerpo de
mujer
Que mira
En ningún ojo del
mundo
La ternura.
Completamente
terrenal es esa levedad del amor poseído, de la misma vida que se va, tan
volátil.
Pero
todo vuelo lleva temblor, sostiene su trasmundo, desciende para abrevar en
prístinas aguas donde se apacigua la sed de amor y ternura, del saber amar y
ser desamado, cruento. Todos los hombres tienen por naturaleza deseo de saber, dice Aristóteles al comienzo de su Metafísica. A través de la filosofía
hay ciertos indicios de vuelos altos.
Para ello, los giros al remontarse, como los nopos también para descender al
festín.
Con
Una luna sombría en otras bocas, inteligentemente estructurada al inicio del libro,
Samuel Pérez García ha trazado su propio plan de vuelo: La Sal de la Vida es uno de ellos, con voz propia, madura de toda
poesía. Gracias.
Acayucan,
Veracruz, marzo del doce.
*Texto leído durante la presentación del libro La Sal de la Vida, de Samuel Pérez
García.
Samuel Pérez García mi amigo desde épocas universitarias (vivíamos en el mismo cuarto, en Xalapa, Veracruz). Lo conocí en Coatzacoalcos, Veracruz cuando estudiábamos el propedéutico, era, es, un hombre callado, introvertido, sin embargo dentro de él hay un volcán de
ResponderEliminarpalabras en erupción que le ha salido del alma, del corazón. He leído su producción poética, no toda, A la Orilla del Silencio, Para decir Juchitán no puedo, su prosa Cuando éramos muchachos, entre otras. Un saludo para Rubén de Leo Martínez por esta reseña del Libro el Escándalo de la Visa. Un abrazo a Samuel donde quiera que se encuentre. Atentamente Joel Pérez. Villahermosa, Tabasco 22 de octubre de 2018.